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Los sueños

 

Cansados se retiran,

de puro viejo,

estos sentimientos;

las manos bajas,

huyendo,

los ojos recortados

por los truenos.

 

Allí quedaron,

todos lo sabemos,

el pobre, muerto;

el rojo, muerto;

la mujer, muerta;

los dioses, muertos.

Como postes quedaron,

luces anegadas

por las lágrimas

de tantos desconsuelos.

Allí quedaron, también,

Nuestros sueños.

Pero,

¡levanta!

el mar responde,

también el viento;

mas los pies

ajados de caminos,

laberintos y vericuetos,

anduvieron quietos

muriéndose.


 

 

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